Selección de las entidades depositarias: servicio y coste

La elección de las entidades depositarias es una elemento más de la planificación financiera. Estas son las características más importantes que tenemos en cuenta a la hora de seleccionar las entidades depositarias, teniendo en cuenta las disposiciones incluidas en MIFID II:
· Costes: tras la transposición de MIFID II, los bancos deben ser totalmente transparentes en el cobro de comisiones a sus clientes. Uno de los criterios que hasta ahora eran complicados de revisar en la selección de entidades financieras, se vuelve más sencillo. Tratamos de minimizar los costes asociados a las inversiones, principalmente costes de depositaría y de ejecución. Si se contrata la gestión discrecional a una entidad financiera, entonces el coste clave es el de gestión en función del riesgo elegido para la cartera.

· Arquitectura abierta: sólo seleccionamos entidades financieras que dan acceso sin restricciones al mayor número posible de activos y fondos de terceros, y que no exijan mínimos de inversión superiores a los establecidos por los originadores del producto. Es muy común, sobre todo en bancos no especializados, que los inversores con carteras de volumen inferior a una cifra determinada no tengan acceso más que a los fondos de las propias entidades, que por otra parte son los más lucrativos para ellas, o que no estén a su disposición las clases más baratas. Aún con patrimonios financieros bastante superiores, no es extraño que la mayor parte de los fondos de inversión propuestos por la entidad estén gestionados por una gestora del mismo grupo, lo que de por sí no favorece al inversor; es difícil imaginar que una sola entidad tenga los mejores fondos de cada clase de activo y estilo de gestión.

· Flexibilidad en el servicio: seleccionamos entidades cuyo principal negocio sea la inversión de activos, con experiencia en el trato con institucionales, calidad de servicio probada y flexibilidad a la hora de la gestión y administración de las cuentas.

· Calidad y acceso a la información: en este caso, preferimos las entidades que permiten el acceso por internet a toda la información necesaria de forma accesible y fácil, con desarrollos en permanente evolución para facilitar la gestión de la cartera tanto a los inversores como a nosotros.

La mayoría de los inversores operan en los mercados financieros a través de una entidad bancaria, pero cada vez es mayor el número de gestoras independientes que permiten operar y tramitar la depositaría de sus productos de manera directa. Esto requiere abrir una cuenta en cada gestora, con todo lo que ello implica, pero a cambio se eliminan costes recurrentes de intermediación. La aplicación de la tecnología juega a favor de esta tendencia.

Finalmente, y además de estas consideraciones, el inversor puede tener preferencias a la hora de depositar los activos de su cartera en una o varias entidades concretas, bien por experiencias positivas previas, o por relaciones personales o profesionales, lo que condicionan la selección final.

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