Ya han pasado prácticamente tres cuartas partes del año y las rentabilidades de los diferentes tipos de activos dejan mucho que desear, sobre todo después del mes de agosto y los primeros quince días de septiembre. La renta variable americana es el único tipo de activo en positivo, +8% desde principio de año.
Reviso el documento de estrategia que escribimos en enero a efectos de orientar a nuestros clientes y poner en orden nuestras opiniones y expectativas de mercado. Nuestra principal apuesta de riesgo se centraba en la renta variable americana y en algunos fondos temáticos, cuyas inversiones están localizadas mayoritariamente en EEUU, en concreto: infraestructuras, energía limpia y agua. En la parte de menos riesgo, considerábamos que iba a ser difícil ganar dinero con la renta fija, por lo que opinábamos que iba a ser más rentable mantener una mayor posición en mercado monetario en euros (nuestra divisa de referencia) y en algunas otras divisas: por un lado, la corona noruega y, por otro, la libra esterlina.
La corona es simplemente una forma de invertir en petróleo más segura. Lo curioso es que hasta septiembre, hemos visto el petróleo subir fuertemente, pero la corona prácticamente no se ha movido. Ahora parece que por fin ha despertado, ya veremos lo que dura. En cuanto a la libra esterlina, es ahora y era en enero una apuesta a una resolución del Brexit relativamente rápida, y sobre todo, a unos niveles muy bajos contra el euro. Hasta ahora, tampoco ha hecho gran cosa, pero los políticos tampoco en cuanto a la resolución del divorcio. Lo último que hemos oído es que cierran un acuerdo sin tocar nada de lo importante para seguir negociando en un plazo más avanzado. Es decir, nada. Aún así, algo pasará y está francamente barata.
En renta fija, con más miedo que vergüenza, apostábamos por algo de renta fija emergente y fondos flexibles de renta fija, en las que dejábamos en manos de los gestores las decisiones de duración, crédito, etc. Eso ha funcionado mal, por un lado, porque la subida del USD ha destrozado la deuda emergente, además del miedo a cierta ralentización global de la economía, y por otro, a los gestores les ha pillado la caída de la renta fija de forma que han consumido el riesgo de sus fondos y ahora no pueden invertir más, es decir, están básicamente fuera de mercado. Así que por este lado no ha ido nada bien, pero afortunadamente los pesos asignados a este tipo de activo han estado muy por debajo de lo normal: en vista de las malas perspectivas que preveíamos, nos inclinamos por asignar buena parte de riesgo de la cartera a fondos de gestión activa. En esta categoría consideramos dos grandes categorías:
- Los fondos “flexibles” que invierten en una o varias clases de activo y pretenden batir a los mercados, con flexibilidad para incrementar la liquidez para minimizar las caídas.
- Los fondos alternativos que intentan adaptarse a todos los entornos del mercado utilizando estrategias de inversión menos tradicionales e invirtiendo en lo que mejor les parece, respetando un objetivo máximo de riesgo.
Estos fondos han tenido comportamientos dispares, siendo los que más riesgo asumen los que en líneas generales mejor lo han hecho.
El artículo de esta semana va enfocado no a revisar nuestra opinión de mercado, que también, sino a ahondar un poco en por qué los fondos englobados como de gestión activa y los alternativos llevan un año con rentabilidades tan malas. Según un informe de FE Trustnet, el 40% de los fondos que se situaron en el cuartil superior de rentabilidad durante los últimos 5 años, han caído a la parte más baja de la tabla de retornos en el año 2018. Los que mejor lo han hecho, como he comentado antes, son los que permiten entre un 20%-60% de renta variable, mientras que los peores han sido los que tienen entre un 10%-35%. En este artículo se filtra todo el universo de “Investment Association” (entidad comercial que representa a los administradores de inversiones del Reino Unido), para confirmar lo que intuitivamente vemos desde principio de año. Es cierto que aún no ha terminado, pero dudo de que cambie esta tendencia.
¿Qué significa que los gestores han consumido todo el riesgo y ahora no pueden estar invertidos? En el caso de este tipo de fondos, ha sufrido la dificultad de obtener rentabilidad de la renta fija (en lo que están invertidos) y tampoco han podido ganar demasiado en renta variable (a no ser que hayan estado invertidos en renta variable americana exclusivamente), por lo que el límite de caídas aceptable para el nivel de riesgo del fondo se ha alcanzado muy pronto, de forma que irremediablemente han tenido que salirse de las inversiones. O sea, que en algunos casos, estamos pagando una comisión de gestión por poca gestión, ya que el riesgo ya ha sido consumido… quizá vale la pena dar una vuelta a este tipo de fondos y esperar a épocas mejores.
Vuelvo a proponer, y ahora con más insistencia, implementar en la cartera una estrategia “barbell”: gastar el presupuesto de riesgo de la cartera en fondos “puros” (sólo renta fija, sólo renta variable, fondos temáticos…) y algún fondo de gestión activa (realmente activa, no fondos mixtos encorsetados), elegidos de entre aquéllos más arriesgados, y mantener en liquidez la parte que no queráis tener en riesgo. Los fondos monetarios seguirán perdiendo, al menos -0.30% cada año, pero si el coste fiscal de reembolsarlos es muy alto, quizás os compense mantenerlos en la cartera.
Publicado en okdiario.com el 18/9/2018