Las fuertes medidas de relajación monetaria y los estímulos fiscales para paliar los efectos en las economías del Covid -19, han sido importantes para la fuerte recuperación de los mercados desde la caída de marzo. Aún así, la realidad es que la perspectiva de muchas compañías es poco favorable. Las consecuencias son, entre otras, que las tasas de impago se pueden incrementar notablemente y que las valoraciones actuales de las empresas son difíciles de justificar. Durante el mes de julio, los mercados financieros han seguido con subidas, sobre todo en EEUU, de un 5,51%, al contrario de Europa y Japón que terminaban el mes con pérdidas. La subida del índice americano se funcamenda de manera decisiva en las alzas de las cinco grandes tecnológicas, cuyo peso en el S&P se va aproximando al 25%, lo que explica la divergencia respecto al resto de índices. Apple encabeza las subidas desde marzo, con una inercia a la que cuesta encontrar explicación; como referencia, su PER ya está por encima de 38 (Bloomberg, dato actualizado a 20/8).
En cuanto a la renta fija, recuperaron los fondos corporativos, tanto en EEUU como en Europa y, sobre todo, los bonos de alto rendimiento, de nuevo con más fuerza en EEUU que en Europa. Algo mejor los bonos gubernamentales americanos y los europeos, prácticamente igual que a cierre de junio. Como consecuencia de las decisiones acordadas en entre los gobiernos de los 27 de apoyo a la economía, los tipos de interés han ido reduciéndose y los diferenciales de los tipos de interés entre los países han vuelto a disminuir.
A pesar de la recuperación de los mercados, es importante resaltar el comportamiento del oro, que ha alcanzado durante este mes máximos históricos cercanos a los 2.000 USD/onza. Durante las crisis, el oro siempre ha sido una inversión popular: la sensación de estar invertido en un metal que ha conservado su valor a través de los siglos y que no tiene correlación con los mercados financieros es parte de la explicación. El hecho de que los bancos centrales no paren de imprimir dinero, que el USD, como consecuencia, tenderá a bajar, y la necesidad de cobertura frente a un posible repunte de la inflación, son razones suficientemente sólidas para pensar que el oro va a seguir fuerte.
El USD ha sufrido una fuerte caída desde final de junio, situando su cotización contra el euro cerca de 1,175, lo que supone una caída del 4,84% en el mes. Existe un debate importante, actualmente, sobre la continuidad del USD como divisa de referencia. Más a corto plazo, el mensaje negativo de la FED en la reunión de la última semana de julio sobre las expectativas de la economía, y la decisión de mantener los tipos sin cambios (0% – 0,25%), puede seguir presionando a la baja la divisa americana.
Mirando a futuro, el riesgo principal que prevalece es la existencia de potenciales rebrotes de casos de virus, que podrían ralentizar la actividad económica y, en consecuencia, poner fin al rally del mercado que hemos disfrutado estos últimos meses. Adicionalmente, la creciente tensión entre EEUU y China y las elecciones en EEUU en tres meses aportarán incertidumbre. John Biden lidera actualmente las encuestas, pero cualquier cosa podría pasar hasta noviembre. El Congreso de los EEUU está buscando un acuerdo en cuanto a un nuevo paquete de estímulos de, al menos, 1 billón de USD. En cuanto a la tensión entre China y EEUU, durante el mes de julio se han cerrado consulados en Chengdu y Houston respectivamente, lo que muestra el deterioro de las relaciones entre ambos países. Parece difícil, sin embargo, que haya una rotura total del acuerdo comercial reciente, ya que pondría en riesgo la ya de por sí débil recuperación de la economía en EEUU.