Los mercados recortaron de forma significativa durante el mes de agosto, tanto en renta fija como en renta variable. El único mercado que subió fue el japonés, que cerró el mes con una subida del 1% y es el que presenta mejor comportamiento en el año.
La actividad económica reflejó en agosto una ralentización en los países desarrollados, y especialmente significativa fue la caída en el sector servicios estadounidense. El mensaje está claro tras estos datos: nadie duda ya de una ralentización y los riesgos de recesión han aumentado significativamente. Europa es la zona donde peores pronósticos hay en cuanto a una recesión, que ya se espera que ocurra a final del 2022.
James Powell de la Fed, en su discurso en Jackson Hole, aseguró que el banco central americano estaba lejos de haber terminado su política restrictiva. Mostró su preocupación por los riesgos derivados de la inflación y justificó la intervención anticipada para intentar paliarlos. Se espera una subida de 75 pbs en septiembre, seguido de más subidas en noviembre y diciembre, al mismo tiempo que se reduce el tamaño del balance de la institución.
Tras el discurso de Powell, la rentabilidad de los bonos repuntó, de ahí la caída del precio de la renta fija en el mes. La mayor presión fue en los bonos de 0-2 años, que acabaron el mes con caídas del 2% y 5% en EEUU y Europa, respectivamente. Tras los comentarios de Powell, el fin de semana siguieron los del BCE, exactamente en la misma línea y con las mismas consecuencias en los bonos europeos.
La continuidad de las políticas restrictivas de la Fed aumenta el riesgo de peores datos de empleo en EEUU y el riesgo de recesión, de ahí las caídas de los mercados de renta variable. A pesar de las bajadas del mes de agosto, seguimos un 9,5% por encima de antes de la pandemia por lo que hay margen todavía de caída, sobre todo en la medida en que, durante el mes de septiembre, los bancos centrales sigan dando mensajes negativos y la perspectiva de la economía global empeore.
El oro cayó un 3% en el mes de agosto y el USD recuperó un 1,66% contra el EUR, de forma que acumula una subida de un 13% en el año y está en paridad contra el Euro, situación que no se daba desde septiembre del 2002.